Es conocido que numerosos pilotos han probado a dirigir sus propios equipos tras su andadura en los trazados del mundo. Entre todos ellos reside un caso especial: Gérard Larrousse. El francés dirigió tres diferentes equipos: Lola, Venturi y Larrousse aunque realmente pertenecían a la misma estructura, pero con distinto nombre.
Dominio en Francia y triunfo en resistencia
Gérard Larrousse comenzó su andadura en la competición como piloto de rally nacionales en Francia, obteniendo dos subcampeonatos en el Campeonato de Francia de Rally de Asfalto en 1967 y 1970. Además, quedó segundo absoluto en el reconocido Rally de Montecarlo en tres ocasiones: 1969, 1970 y 1972, todas ellas a bordo de un Porsche 911 S.
En paralelo a su carrera en el mundo del rally, Larrousse participaba en el Campeonato Mundial de Resistencia. El originario de Lyon tomó la salida de las 24 horas de LeMans durante ocho años consecutivos entre 1967 y 1974. Fue subcampeón absoluto en 1969 y 1970 con el equipo Porsche. Con el objetivo de romper su racha de segundas posiciones, Larrousse se unió al equipo francés Matra, con quién logró la victoria absoluta en 1973 y 1974 con Henri Pescarolo de compañero.
La victoria en las 12 horas de Sebring de 1971 y los 1000 km de Nurburgring se sumaban también a las doce victorias totales de Larrousse en el mundial de Resistencia. El ya multidisciplinar piloto francés también se asomó al mundo de los monoplazas, compitiendo en dos Grandes Premios de Fórmula 1 en 1974 con un Brabham del equipo Finotto, abandonando en Bélgica y sin clasificarse en Francia.
A pesar del mal resultado en la categoría reina, Larrousse finalizó cuarto en la Fórmula 2 Europea de 1975.
El ascenso a la gloria de Renault Sport
En 1976, el francés se retiró como piloto a los 36 años. Comenzó a trabajar como director de Renault Sport. La gestión de Larrousse fue efectiva desde el primer momento, lo que llevó al equipo Renault a vencer en las 24 horas de LeMans de 1978. El mítico Renault A442 será recordado por ser el primer coche con motor trasero que participó en la legendaria carrera, además de lograr ganarla.
Renault también competía en el Campeonato Mundial de Rally, donde se logró la victoria en el Rally de Montecarlo de 1981 con el pintoresco Renault 5 Turbo. La llegada de Larrousse también significó la entrada de lleno de Renault en la Fórmula 1 como fabricante. La firma del rombo pronto comenzó a hacerse un hueco y ya en su tercera temporada el francés Jean-Pierre Jabouille venció en el Gran Premio local.
La dupla Prost-Arnoux siempre será recordada por rendir a un gran nivel y defender a Renault en unos años maravillosos para la marca. Entre los dos pilotos franceses consiguieron 13 victorias, 24 poles y 28 podios. En 1983, Alain Prost protagonizaría la primera de sus batallas por el título. “El profesor” llegaba líder a la última carrera, sin embargo, un fallo en el motor de su Renault RE40 le hizo perder el campeonato.
Prost criticó públicamente al equipo por la falta de desarrollo del coche, ya que había dejado escapar un campeonato en el que contaba con dos carreras de ventaja a falta de cuatro. Las duras declaraciones provocaron que Larrousse y su cuerpo técnico despedirían al piloto, quién fichó por McLaren. El resto es historia.
La fundación de Larrousse-Calmels
Larrousse abandonó Renault Sport en 1984 y se sumergió en la aventura de formar su propio equipo. En 1987 se fundó Larrousse-Calmels, dirigido por el propio Gérard Larrousse y Dider Calmels. Con base en los suburbios de París, el equipo francés comenzó a competir en la propia temporada 1987.
El equipo compitió durante sus primeros años bajo el nombre de Lola, ya que la construcción del monoplaza fue encargada a la preparadora de chasis inglesa. Se adaptó un monoplaza de F3000 a la reglamentación de Fórmula 1 y se le montó un motor Ford-Cosworth V8, así nació el Lola LC87. En aquel momento, la Fórmula 1 contaba con dos tipos de monoplazas, los que equipaban un motor turbo y los atmosféricos.
A pesar de que los resultados no eran estelares, Philippe Alliot anotó 3 puntos, tras finalizar en tres ocasiones en sexto lugar. Por lo tanto, el equipo de Larrouse fue uno de los mejores dentro de los que montaban motor atmosférico. Sin embargo, 1988 fue un desastre para el equipo británico-francés.
Avances y rupturas
Para la temporada 1989 se contrató a Lamborghini como motorista. La unión Larrousse-Calmels se rompió ya que Calmels fue condenado a prisión tras disparar con un arma de fuego a su esposa. A pesar de que los problemas financieros y de desarrollo ya asomaban la cabeza, los resultados comenzaron a mejorar. El año 1990 fue la mejor temporada de la historia del equipo Larrousse.
Los dos monoplazas del equipo tenían que pasar por el clasificatorio cada carrera al solo haber anotado un punto la temporada pasada, pero eso no fue inconveniente ya que el desempeño era genial. Éric Bernard logró un cuarto puesto y dos sextos puestos, además, Aguri Suzuki firmó otros dos sextos puestos y un histórico podio en Suzuka, logrando ser el primer piloto japones en lograr un podio en Fórmula 1.
El gran rendimiento permitió al equipo finalizar sexto en el campeonato de equipos, pero a partir de ese momento todo comenzó a desquebrajarse. La relación con Lola se rompió definitivamente tras la mediocre temporada de 1991. El preparador inglés no recibió nunca los pagos de los monoplazas de 1990 y 1991, además la pérdida del patrocinador principal propició la venta del equipo.
Ventas y problemas financieros
La estructura fue comprada por la compañía japonesa Central Park. El monoplaza de 1992 sería construido por Venturi Automobiles, por lo que se registró al nuevo equipo bajo el nombre de Venturi. Los resultados fueron tan pésimos que se volvió a vender el equipo a final de temporada. Gérard Larrousse firmó un acuerdo con el grupo Comstock, que compró las acciones de Venturi.
El francés continuó como director del equipo y se inscribió bajo el nombre de Larrousse, siendo el tercer equipo diferente que dirigía en pocos años. A pesar de la esperanza, la temporada iba a ser muy dura. El equipo Larrousse no tuvo más remedio que fabricar y adaptar sus propios chasis y sobrevivir a base de pilotos de pago.
Tras conseguir tres puntos en 1993 y únicamente dos en 1994, se inscribieron para la temporada 1995, sin llegar a participar nunca en ella. El monoplaza no se pudo construir al no encontrar apoyo financiero para ello y la historia de Larrousse en la Fórmula 1 finalizó sin éxito.