
La Formula 1, en los últimos años, siempre ha tratado de dominios, de eras, de épocas. Ejemplos de hegemonías en estos últimos años han sido los finales de los 80 con McLaren, los inicios de los 90 de Williams, los inicios de los 2000 de Ferrari y la era híbrida de Mercedes. Actualmente, parece que estamos en el nacimiento de una nueva dinastía: la segunda dinastía de Red Bull.
Los austríacos ya tuvieron un reinado en la máxima categoría del automovilismo antes de la era Mercedes, siendo los dominadores de los inicios del año 2010. Sus carreras eran tan insultantemente superiores que las carreras se volvieron muy aburridas, algo que parece que puede definir a la situación de su segundo mandato al frente del Gran Circo.
Sin embargo, en esta temporada, han batido todos los récords y están marcando nuevos registros de dominio. Y es que, en estas 16 carreras, 15 han sido para los de Milton Keynes. Empezaron el año con su mejor desempeño en conjunto, con el rey Verstappen ganando la primera carrera, seguido de su compañero y supuesto escudero, Sergio Pérez.
No obstante, el escudero tenía un aire rebelde y quería pelearle el título de rey al criado en el mismo reino. Para demostrarlo, el venido desde tierras aztecas consiguió la victoria en el desierto de riquezas que es Arabia Saudí y la ciudad de Yeda. Pero el príncipe no se dejaría intimidar ante esta rebeldía, logrando imponerse en Australia en el primer resultado que no sería un 1-2.
A eso, le respondería el de Guadalajara para dejar claro que estaba en su prime al ganar ambas justas en el castillo de Bakú, a pesar de cierta rebeldía desde el reino rojo venido de tierras italianas. Miami sería, de nuevo, un desempate a favor del nacido en Bélgica y todo parecía que el campeonato sería un toma y daca entre ambos contendientes a la corona. Sin embargo, el monarca neerlandés no estaba de acuerdo.
Junto con su fiel armada, impondría una ley sin precedentes, sumando 10 zarpazos consecutivos, lo que le sirve para volver a tener de cara un nuevo reinado. No bastó la velocidad italiana, ni la consistencia de los hombres de negro, ni la ilusión de un español vestido de verde que encara sus últimas batallas y que lo hace con la ilusión de un muchacho joven, pero con la inteligencia de un sabio.
Además de Miami, Mónaco, España, Canadá, la carrera de casa, Austria, Gran Bretaña, Hungría, sus dos casas, Bélgica y Países Bajos, y en la casa del Cavallino, Italia. Ni Ferrari en su casa, ni un Leclerc en su mejor momento, ni un Alonso resucitado ni un Hamilton renacido servirían para bajar del pedestal al belga-neerlandés.
Mientras tanto, el otro contendiente pasaría de ser el gran rival, de ponerse de igual a igual con el mismo rey al verse como un plebeyo más que miraba de lejos lo que podría haber sido su corona. A veces aparecía con algunas buenas geste, sumando cuatro podios en este proceso. No obstante, todas parecían mínimas en comparación de su rival, lo que ha hecho dudar de su valía, por lo que todo dependerá de lo que haga en 2024.
El único que pudo romper esta racha, este reinado que parecía casi eterno fue un joven español al que muchos criticaron durante mucho tiempo, uno que fue desterrado de la tierra azul, que supo lo que fue batallar ante el monstruo que llegó a ser rey, pero que los sabios decidieron que no era digno de llegar a lo más alto. Ese caballero madrileño tenía nombre y apellidos de otro caballero legendario: Carlos Sainz.
Pero ya era demasiado tarde. La diferencia era tan sideral en números que el perder una batalla no importaba, porque ya tenían la guerra ganada. Simplemente se trataba de ganar una batalla más, algo que consiguieron en el lejano oriente que es Japón y el circuito de Suzuka. De esta forma, Red Bull vuelve a ser el reino dominante en la Formula 1.
Un reinado que tiene visos de no acabar, por ahora, y que tiene ya dos años seguidos de dominio, con la intención de llegar a lo que fue la primera dinastía de cuatro años y que tuvo a un emperador alemán capitaneando todas las operaciones. Ahora, simplemente queda por rematar la otra corona, que está a sólo una batalla de repetir el mismo dueño que tuvo en los últimos dos años.