ESPECIAL | Shadow, una conquista frustrada al viejo continente

La Fórmula 1, pese a su inherente carácter internacional, siempre ha sido, en su mayoría, un deporte de corte británico. La influencia procedentes de las islas británicas ha sido el gran motor que ha ido tejiendo el ritmo y forma de la categoría. Esta forma de afrontar las carreras, de la mano de fabricantes tradicionalmente europeos, siempre tendía a generar un abismo con respecto a la filosofía de las carreras norteamericanas.
Pese a organizar Grandes Premios para el campeonato, siempre se ha visto con cierto escepticismo las carreras del viejo continente, muy alejadas de la espectacularidad de los óvalos o de finales que se decidían por décimas de segundo. Durante los años setenta, la Nascar, 500 Millas Indianápolis o la Can-Am vivían tiempos dorados en el nuevo continente.
Cualquier constructor que participara en estas categorías se veía en la necesidad de saltar a Europa para probar suerte en el "Gran Circo", pero eso es precisamente lo que hizo el equipo Shadow. La estructura fue creada por Don Nichols en 1968 bajo el nombre de Advanced Vechicle Systems. Comenzaron a competir en la Can-Am (un campeonato que se disputaba entre Estados Unidos y Canadá) donde disputó su primera temporada en 1970.
Dos años más tarde, el propio Nichols anunció que estaba decidido a probar suerte en la Fórmula 1 para 1973. De este modo, el equipo estadounidense llega al paddock ya con el nombre de Shadow Racing Cars. Sus coches eran muy fáciles de identificar, ya que gracias al patrocinio que firmaron con la compañía petrolera UOP, adoptó el color negro combinando el alerón delantero y laterales del coches con una franja de colores que comenzaba con un tono rojo degradándose hasta llegar al blanco.
Este diseño se convirtió en una de las decoraciones que más sensación causaron entre los fans durante la década de los setenta. Sin embargo, esta icónica decoración tuvo que esperar hasta el tercer Gran Premio de la temporada para debutar, ya que el equipo no consiguió llegar a tiempo a las dos primeras citas del calendario.
Ese mismo año el equipo se anota los dos primeros podios para el equipo: el primero en el Gran Premio de Holanda a cargo de George Follmer (3º), y el segundo vino de las manos de Jackie Oliver en Canadá (de nuevo en tercer lugar). Una temporada debut que se certificaba la experiencia previa de otras categorías y con las miras puestas en aumentar su palmarés.
Unas perspectivas que no se materializaron durante los siguientes años, con un monoplaza con muchos problemas de fiabilidad y que no estaba la vanguardia técnica de los equipos europeos (pese a contar con el reputado motor Ford-Coswroth). En los tres siguientes años tan solo lograron subirse al podio una vez por temporada, con el tercer puesto como máximo resultado, y de manera continuada luchaban por hacerse con uno de los puestos que otorgaba puntos.
Ser un equipo con base en Estados Unidos, alejado de Europa, pasó factura a las aspiraciones de Don Nichols. A nivel de infraestructura, personal y medios técnicos, era bien diferente la filosofía de la Fórmula 1 a la de cualquier competición que se disputara en América. Por ese mismo motivo, para 1976 el equipo decidió asentarse en Gran Bretaña y cambió también su nacionalidad, algo único en ese momento para el automovilismo y que hasta nuestros días tan solo se ha producido una única vez.
Fue también un momento de cambio que se tradujo en su decoración; el equipo rompió con el patrocinador UOP, desapareciendo esa mítica decoración negra. Pese a los múltiples esfuerzos y cambios para que el proyecto consiguiera los resultados deseados, la gloria tampoco llegó para el ahora equipo británico en 1976.
Sin embargo, en 1977 todo parecía que los cambios establecidos parecían dar los primeros brotes verdes. Fue el año en que consiguieron su mejor posición en el mundial de constructores (7º), además de anotarse su primera victoria en la Fórmula 1 con Alan Jones a los mandos en el Gran Premio de Austria.
Sin embargo, esos buenos resultados se vieron empañados durante toda la temporada por el accidente que le costó la vida a Tom Pryce en la tercera prueba del año celebrada en Kyalami. Su compañero de equipo, Renzo Zorzi, tuvo un problema mecánico y dejó apartado el coche después de una pequeña subida que precedía a una recta.
Dos comisarios acudieron para auxiliar a Zorzi, momento en el que justo pasaban otros dos monoplazas pegados. El segundo de esos monoplazas, Pryce, no pudo ver a los comisarios, ya que solo veía el alerón trasero del March de Hans-Joaquim Stuck, impactando contra uno de los comisarios que fallecía en el acto, mientras que el extintor que portaba ese comisario golpeó directamente en la cabeza de Pryce, ocasionando un fuerte accidente y nada se pudo hacer evitar salvar la vida del piloto británico
Esos brotes verdes de 1977 quedaron en un amago para las siguientes temporadas que vaticinaban la desaparición del equipo. Para 1978 y 1979, el equipo no consiguió elaborar un monoplaza competitivo, donde tan solo lograron un 4º mejor puesto como mejor resultado y paulatinamente miembros de su personal fueron abandonando la estructura.
El bajón en lo deportivo se tradujo también en problemas económicos, por lo que para 1980 Don Nichols vendió el equipo a Teddy Yip, un empresario multimillonario que pasó a llamarse Theodore Shadow. Sin embargo, esta aventura no duraría mucho, ya que después del Gran Premio de Francia de ese mismo año, el equipo no volvería a competir en ninguna prueba de automovilismo.
Sin contar con un palmarés que despierte la envidia de la competencia, y sin gozar de tener el privilegio de ser un equipo que haya entrado en las páginas de la historia de este deporte, si queda en la memoria esos bólidos negros que desembarcaron en Europa para tratar de desafiar a las grandes marcas de la época.