Max Verstappen

Se agotan los calificativos para definir la excelencia del holandés. Ni si quiera una carrera tan caótica como la vivida en Albert Park fue capaz de frenar al indiscutible líder del Mundial. La superioridad de su máquina es aplastante, y su genialidad al volante marca la diferencia. Verstappen es un animal competitivo, una fiera desatada.

A la mínima oportunidad se abalanza sobre su presa para no volver a soltarla. Lo vimos en el impresionante adelantamiento por el exterior a un indefenso Lewis Hamilton. 'Mad Max' ve en el horizonte su tercera corona consecutiva, con la que entraría en un selecto club de leyendas de este deporte. De momento no tiene rival.

Lewis Hamilton

El heptacampeón materializó su mejor carrera del año. Un segundo lugar sólido, edificado gracias a la notable evolución experimentada por un Mercedes que desplegó un alentador ritmo de carrera. Alonso mencionó tras la prueba que durante muchos giros intentó que Lewis "cometiera un error, pero condujo extraordinariamente bien, como el gran campeón que es, y no cometió ninguno".

Bonitas palabras de reconocimiento hacia su adversario, antes de que en el podio ambos se felicitaran con deportividad y un palpable buen rollo. La calma antes de la tormenta que seguro que llegará en alguna ocasión, habida cuenta de que sus caminos se van a cruzar constantemente a lo largo de la temporada. Ayer no hubo una batalla directa entre los dos excompañeros de equipo, sino una fría guerra psicológica. Hamilton respiró aliviado con su primer podio de 2023.

Fernando Alonso

Tres podios en tres carreras disputadas. La consistencia de Fernando es infranqueable. Es feliz, y se nota en su mirada, en su sonrisa, en su forma de dirigirse a los micrófonos y en cómo afronta cada curva, con la misma ambición que en los días de vino y rosas. El Aston Martin responde en todos los circuitos, y en el asturiano encuentra a un perfecto aliado para sacar a relucir todo su rendimiento. Su velocidad fue muy similar a la de Mercedes, pero no lo suficiente para poner a Hamilton en aprietos.

Por otro lado, este año estamos presenciando un cambio de tendencia. Mientras en temporadas anteriores soplaba un viento maldito, repleto de infortunios, en 2023 Alonso disfruta de la cara de la moneda. Tras el accidente con Sainz parecía que su podio se había esfumado, pero no. Al no haber pasado por el primer sector, se reestablecieron las posiciones originales de la segunda salida de la carrera. Cuando el agua está mansa, hay que fluir y vivir el momento. Alonso lo está haciendo.

Ferrari

Los italianos no levantan cabeza, y eso que el ritmo de la máquina roja no estuvo lejos de Mercedes y Aston Martin. Charles Leclerc mordió el polvo en los instantes iniciales tras recibir un toque en la parte trasera de su coche y acabar atrapado en la grava. A Carlos Sainz lo condenó su propio error en el incidente con Alonso, por el que le impusieron 5 segundos de sanción. Finalizó duodécimo.

El español se mostró totalmente indignado por la decisión de dirección de carrera. Dijo que era "la más injusta que había visto". Es cierto que no tenía demasiado espacio para evitar la colisión, pero también que fue el único responsable de lo que sucedió. Pudo haber arruinado la cabalgada de su compatriota hacia el podio. Perdió la referencia de frenada y pagó un precio muy alto por la equivocación.

En Maranello deben calmarse y establecer nuevos objetivos. El principal debe ser mirar de tú a tú a Mercedes y Aston Martin. El campeonato ya se ha evaporado. Otra vez.

Sergio Pérez

Si quiere pelearle el Mundial a Verstappen no puede fallar. En la clasificación lo hizo y, aunque el domingo remontó hasta la quinta plaza, su actuación en Australia fue un jarro de agua fría para sus aspiraciones. Su compañero de garaje es demasiado bueno, demasiado tenaz. Es bicampeón mundial gracias, sobre todo, a sus propias cualidades. Es uno entre un millón. Una máquina de conducción perfecta, sin debilidades.

La valía de Pérez es indiscutible, es el complemento ideal que necesita Red Bull. Pero tratar de poner en riesgo los galones de Verstappen puede dañar su moral en exceso y, también, su situación interna en el equipo, la cual ahora mismo se encuentra en horas bajas, debilitada por la tensión existente entre los dos pilotos.

George Russell

Se alzó con el liderato en la salida, pero fue un espejismo, una pincelada de calidad por su parte. Posteriormente el safety car le perjudicó, pues él ya había realizado su primera parada. En ese momento todo se torció, hasta que su unidad de potencia explotó, y con ella la ilusión de un Russell cuyo talento se vislumbra en cada carrera.

Es un tipo especial, poseedor de las virtudes de los grandes. Un dolor de cabeza constante para Hamilton, que ve a su joven compañero como una amenaza que no cesa. La sombra de Russell se alarga con el paso del tiempo, al igual que su jerarquía en Mercedes. En cuanto se pongan las pilas en Brackley, será imparable. Ya lo es.

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