ESPECIAL | Team Lotus: el arte de adelantarse a los tiempos

Muchos son los equipos que a lo largo de la historia de la Fórmula 1 han podido alcanzar la gloria. No es sencillo, hay que saber esperar, escoger el momento adecuado y aprovechar las limitadas oportunidades que te brinda este deporte para conquistar el escalón más alto del podio. Luego están los equipos que no sólo han ganado, sino que se han mantenido en el tiempo y supieron adelantarse a su tiempo para dominar la parrilla.

Ese es el caso del equipo Lotus. Dirigido por su fundador, Colin Chapman, uno de los mayores pioneros de la historia de las cuatro ruedas, que a través de diferentes épocas consiguió ir un paso por delante de la competencia con innovaciones (chasis de monocasco, alerones, efecto suelo, fibra de carbono) que, contribuyeron de forma directa en la concepción de cómo hoy se construye un Fórmula 1.

Años 50 y 60, comienzos y primera revolución

El equipo Lotus debutó por primera vez en Fórmula 1 en el Gran Premio de Mónaco de 1958, donde ya consiguieron obtener los primeros puntos. Aún así, la primeras temporadas fueron de adaptación a una competición que en sus primeros días comandaban Ferrari, Maserati, Alfa Romeo y Mercedes como principales potencias.

No fue hasta entrada la década de los años 60 cuando Lotus empezó a despuntar en la parrilla. En 1961 lograron su primera victoria en el Gran Premio de los Países Bajos, pero sin embargo, hubo que esperar hasta 1962 para que el mundo contemplara el primera gran invención de Colin Chapman: el Lotus 25. Aquel coche fue el primer monoplaza con estructura monocasco, una única pieza, lo que hizo rebajar de forma considerad el peso y la agilidad del coche.

Solo problemas de fiabilidad impidieron ganar ese año el mundial (conquistado por Graham Hill en el BRM). Sin embargo, en la temporada de 1963 no tuvieron rivales. Jim Clark se consagró campeón del mundo en una de las temporadas más dominadoras de la historia: ganó siete de diez carreras y seis poles.

El mismo Lotus 25 fue también protagonista en la temporada del 1965 en la que Clark ganó su segundo mundial y, además, se impuso con el equipo británico en las 500 Millas de Indianápolis, siendo el primer piloto no americano en conseguir dominar el óvalo del Indy. El talento natural de Clark, unido a la capacidad y habilidad de técnica de Chapman, elevaron el logro como una de las mayores hazañas conseguidas hasta la fecha en el automovilismo.

Las siguientes temporadas los demás rivales tomaron nota del monoplaza de Chapman y el Lotus 25 parecía haber llegado a su tope de evolución. Por ello, para la temporada de 1967, Lotus volvió a dar un giro de tuerca al concepto del Lotus 25, e introdujo el motor, un Ford Cosworth V8, como una parte estructural más del chasis. De esta forma, nació el Lotus 49 que comenzó a ser imparable para la temporada de 1968.

Sin embargo, ese mismo año durante una carrera de Fórmula 2 en un húmedo Hockenheim, el destino quiso arrebatar al mundo del motor a Jim Clark, que no sobrevivió a un fuerte accidente en una de las largas rectas del trazado alemán. La pérdida de Clark fue irreparable para el equipo Lotus y Colin Chapman, quien lo consideraba un hijo. Pese a la desaparición de Clark, su compañero, Graham Hill, se llevó el mundial ese año.

Años 70, en la cresta de la ola

Con los años 70, Chapman ideó un nuevo monoplaza que pondría otra vez patas arriba a todos los equipos del paddock, que miraban atónitos (sin poder hacer nada) su nueva creación: el Lotus 72. Jochen Rindt, el primer piloto del equipo, lideraba con mano de hierro el mundial. A falta de tres carreras, durante los entrenamientos del Gran Premio de Italia, el austriaco impactó fuerte contra las protecciones en la frenada de la Parabólica. Nada se pudo hacer por su vida.

En cuestión de dos años, el equipo había perdido a dos de los mejores pilotos del momento. Tal era la distancia que llevaba en el campeonato, que a tres carreras del final, nadie pudo sumar puntos que Rindt, convirtiéndose en el primer campeón a título póstumo (y único) de la Fórmula 1. Chapman, con su habitual buen ojo para detectar grandes talentos, fichó a un jovencísimo Emerson Fittipaldi.

Tras la victoria de Stewart y Tyrrell en 1971, el brasileño se impuso en 1972, coronándose como el piloto más joven de la historia en ganar un mundial. Lotus contaba con el mejor coche, y dos de los mejores pilotos, Emerosn Fittipaldi y Ronnie Peterson. Sin embargo, 1973 supuso un punto de inflexión que cambió para siempre el impulso ganador de la escudería.

Para esa temporada, el equipo estaba fracturado precisamente por el alto rendimiento de sus dos pilotos; Fittipaldi no sentía el respaldo de Chapman como campeón del mundo que era, mientras que Peterson irrumpía con fuerza como candidato al título. Esta guerra interna favoreció a Stewart y Tyrrell, que sin meterse en líos, se hicieron con ese mundial. Esto precipitó la salida de Fittipaldi a McLaren.

Los siguientes años, el equipo perdió competitividad ante la irrupción de nuevos monoplazas como el M23 de McLaren o el Ferrari 312T. El Lotus 72 se había quedado desfasado e incluso anticuado. Pero, una vez más, Chapman se volvió a sacar para finales de los 70 un nuevo conejo de la chistera. Esta vez, el secreto no estaba en su estructura o distribución de pesos, el secreto se centraba donde nadie podía ver la evolución a simple vista: en el fondo plano.

El llamado Lotus 78, contaba con un suelo en forma de ala invertida que hacía que el suelo se pegara al asfalto, generando una gran carga aerodinámica (lo que se conoce como efecto suelo). En 1978 Lotus, con Mario Andretti y Ronnie Peterson, volvía a la senda ganadora. Pero una vez más, la tragedia se apoderó de la gesta mundialista.

De nuevo en Monza, en la salida, Ronnie Peterson sufrió accidente que horas más tarde le costaría la vida. Andretti conquistaría ese mundial, que resultaría ser el último de la historia de Lotus.

Años 80, la caída del imperio.

La profesionalización de la Fórmula 1 en la década de los 80 demandaba una mayor preparación e infraestructura, lo que hizo que equipos como Lotus comenzasen a perder paulatinamente influencia y rendimiento en pista. El primer estacazo vino en 1982, cuando Collin Chapman falleció a causa de un ataque cardiaco.

La dirección de la escudería la asumió Peter Warr, y pese a que por sus boxes pasaron grandes estrellas como Nigell Mansell, Elio De Angelis o Ayrton Senna, faltaba la magia y visión de Chapman para volver a lo más alto. Los malos resultados propiciaron pérdidas económicas y deudas. La situación no se pudo contener y en 1994, Lotus, que ya era un equipo de mitad de tabla, fue vendido a David Hunt, hermano de James Hunt.

Éste a su vez realizó una alianza para 1995 con Pacific Racing, que desapareció a final de esa temporada. De esta forma, el proyecto iniciado por Chapman en 1958, ponía el punto final de la forma más triste posible.

La vuelta de "Lotus" a la Fórmula 1.

Tuvo que entrar el siglo XXI para ver detuvo el nombre de Lotus en la parrilla. En los primeros años de la década de 2010, los proyectos del inversor malayo Tony Fernandes y el grupo Genii Capital traían de nuevo el nombre de Lotus con dos equipos diferentes. Sin embargo, nada tenía esto que ver con el original "Team Lotus"; tan solo adquirieron los derechos de la marca, y que tantos problemas en los tribunales trajo entre el propio Fernandes y Genio Capital.

Pese a que nada tenía que ver con el equipo de Chapman, lo cierto es que Kimi Räikkönen anotó la última victoria en el Gran Premio de Abu Dabi 2012 de un coche que llevaba el nombre Lotus, que finalmente desapareció de la parrilla tras finalizar el año 2015. Actualmente, el Team Lotus es propiedad del hijo de Colin Chapman, Clive Chapman, donde guarda un espacio en Reino Unido donde descansan muchas de las creaciones de su padre que sirve como museo.

Después de más de 70 años de Fórmula 1, Lotus es uno de los equipos más recordados de su historia. Con 6 títulos de pilotos y 7 de constructores, las invenciones de Chapman son a día de hoy recordadas no solo por los gurús actuales de la parrilla, sino por los aficionados que contemplan sus icónicos coches pintados con el clásico British Racing Green, o con la mítica decoración negra y dorada de John Player Especial o el amarillo de Camel.

Al mismo tiempo que nombres como el de Jim Clark, Jochen Rindt o Ronnie Peterson, que dieron su vida por llegar a lo más alto, siguen presentes en las páginas de oro de la historia de esta competición.

2012 Chinese Grand Prix - Sunday Shanghai International Circuit, Shanghai, China 15th April 2012 Romain Grosjean, Lotus E20 Renault. World Copyright:Steven Tee/LAT Photographic ref: Digital Image _A8C1992

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