
Si algo puede salir mal, saldrá mal. La ley de Murphy define a la perfección la odisea transitada por Fernando Alonso en el Gran Premio de Austria. El sábado no pudo afrontar la carrera al sprint debido a que el motor no arrancó, y el domingo, partiendo desde la última plaza, su equipo le volvió a dar la espalda para convertirse en su peor enemigo. Al menos, el asturiano se despide del Red Bull Ring con un punto, pero el décimo lugar sabe a poco por la remontada magistral que podría haberse consumado. Escalar puestos era su principal misión, y vaya que si lo hizo.
Todo estaba yendo sobre ruedas. Alonso cumplió con su cometido efectuando los adelantamientos necesarios en los instantes precisos y la estrategia de Alpine no presentaba lagunas. Además, el rendimiento del monoplaza permitía codearse con la zona noble de la clase media de la parrilla. La remontada estaba en el horizonte, el bicampeón mundial ya podía acariciarla, pero, una vez más, los que debían ser sus aliados dejaron de serlo. Se encontraba sexto, justo detrás de su compañero de garaje, Esteban Ocon.
El abandono de Carlos Sainz provocó la aparición del Virtual Safety Car, de modo que se abría la ventana para entrar en boxes por última vez y encarar los giros finales con neumáticos nuevos. Solamente hacía falta un cambio de gomas decente, aunque es bien sabido que en Alpine los errores están a la orden del día. Un contratiempo en la parada le obligó a volver a pasar por el pitlane en la vuelta siguiente, perdiendo unas posiciones muy valiosas. Un más que factible sexto lugar que se transformó en el décimo.
Al bajarse de su máquina, el ovetense decidió tomarse lo ocurrido con humor, un mecanismo de defensa muy apropiado frente al infortunio: «Paramos otra vez para divertirme y adelantar», bromeaba. «Ha sido una carrera difícil, ya que al inicio muchos estábamos en disposición de usar el DRS. Pese a que adelantar no era sencillo, me sentía mucho más rápido que los coches de alrededor. Fuimos más competitivos que nuestros rivales habituales, lo que supone una buena señal de cara al futuro«, apuntó Alonso. El español también explicó lo que fue mal en la parada:
«Inmediatamente después de salir, noté grandes vibraciones en los neumáticos y decidimos volver a boxes. Me reincorporé a la pista 14º, con nueve vueltas para la conclusión del Gran Premio. Por suerte, recuperé hasta ser décimo. La verdad es que, de haber sido quintos y sextos, tendríamos un resultado fantástico para el equipo, sobre todo porque arranqué último».
A lo largo de la prueba, Alonso protagonizó un incidente con Yuki Tsunoda, quien le forzó a salirse a la hierba para evitar ser adelantado: «Me empujó al césped y no entiendo el motivo. Yo iba con el pedal del acelerador a fondo. Considero que hay que evitar este tipo de situaciones a 300 km/h«, concluyó el de Alpine.