La Fórmula 1 enfrenta acusaciones de una posible coacción hacia sus pilotos para correr en el Gran Premio de Arabia Saudí

Después de múltiples reuniones y mesas de diálogo en el paddock del circuito de Yeda entre miembros claves de la Fórmula 1 ante los posibles peligros de continuar con la jornada de Gran Premio en el país, se declaró que se correrá con normalidad.

Los primeros comunicados por parte de la Fórmula 1 dejó claro que la decisión estaba tomada, se correría con normalidad, junto a la declaraciones de Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA: “El objetivo son las infraestructuras, no los civiles, y, por supuesto, no la pista. Hemos comprobado los hechos y tenemos garantías del más alto nivel de que este es un lugar seguro. Vamos a seguir corriendo".

Pero por el otro lado, una de estas reuniones duró cerca de cuatro horas entre los 20 pilotos que discutieron el tema y que fuentes cercanas afirman que estaban realmente preocupados por la seguridad del evento, con George Russell como representante ante la ausencia de Sebastian Vettel por su reciente contagio de COVID-19. Finalmente cerca de las 2:30 de la madrugada (hora local) aceptaron correr ante “nuevas garantías por parte de los jefes”, seguidos de los jefes de equipo que salieron para declarar que habrá carrera: ”Vamos a correr".

Las acusaciones contra la Fórmula 1 de presionar a los pilotos parten de la “información extra” que se les comunicó a los pilotos antes de que tomaran una decisión, parte de esta se refería a las posibles consecuencias de no correr como la facilidad con la que los equipos y los pilotos podrían abandonar el país si no se celebraba la carrera.

Esta “información extra” ha sido interpretada como una amenaza hacia los pilotos para obligarlos a correr este fin de semana, así lo ha informado Andrew Berson, de la BBC. Suspender el Gran Premio seria un problemas por determinados factores, entre ellos, evidentemente el factor económico, y parece que la F1 y Arabia Saudí habrían presionado a los pilotos para correr.