
Apenas ha pasado una semana desde que se cerró la temporada en Abu Dhabi y las esperanzas en un exitoso 2016 por parte de McLaren Honda no han tardado en aparecer. Precisamente, dos hechos ocurridos en el circuito de Yas Marina son los causantes de tales expectativas. En las últimas vueltas del GP de Abu Dhabi, saltaba la sorpresa con una de las vueltas de Fernando Alonso en el McLaren MP4-30: el tiempo del asturiano le colocaba tercero en las vueltas rápidas de la carrera. Dicho sea todo, lo hizo con unos neumáticos superblandos con muy pocas vueltas y con el tanque de combustible casi descargado al máximo. Su tiempo fue 279 milésimas más lento que el de Hamilton, el más rápido del domingo.
El otro de los hechos ocurrió inmediatamente después, en el test de Pirelli para probar los compuestos de la próxima temporada. Stoffel Vandoorne, piloto probador de la escudería de Woking, lograba finalizar con el mejor tiempo de la jornada, por delante del Ferrari de Räikkönen con una diferencia de más de tres décimas. Y no sólo eso: el belga consiguió mantener en pista el McLaren durante 99 vueltas, todo un logro después de ver cómo se ha desarrollado la temporada para el binomio anglo-nipón.
Desde luego, mejor acabar así la temporada que con una vuelta entre las últimas de la carrera y con problemas en los test que les impidieran rodar. Pero, aun así, no debe desatarse la euforia de cara a 2016, especialmente después de vivir el peor año de la historia de McLaren. ¿O ya no nos acordamos de las promesas de principios de temporada? ¿Y las ambiciosas aspiraciones de Arai de conseguir podios o alguna victoria después del verano? Y voy un poco más allá. A los últimos años en Ferrari, en los que carrera tras carrera teníamos al jefe de la Scuderia pregonando nuevas mejoras que nunca llegaron a mejorar el coche.
Son muchos días los que faltan hasta el comienzo de la temporada y hay que vender ilusión y, también, algo de humo. Pero al menos un servidor no se hará ilusiones hasta que los 22 coches estén en Australia y vea a los de Woking luchando de tú a tú con el resto de la parrilla. Hasta entonces, no me creeré nada.