




El pasado fin de semana tuvo lugar la celebración del Gran Premio de México, decimoséptima prueba del mundial de Fórmula 1. La competición regresaba al país norteamericano después de 22 años de larga ausencia. Y el resultado no pudo ser mejor: a pesar de que los dos mundiales, tanto el de pilotos como el de constructores, ya estuvieran decididos, la afición mexicana dejó el pabellón de su país por todo lo alto. Y los pilotos también se mostraron encantados con el recibimiento que les brindaron. Todos y cada uno de ellos tuvieron palabras de elogio para la organización del GP, entre ellos Fernando Alonso, que se animó a pedir un premio para los organizadores.
Durante todo el fin de semana pudimos ver las gradas del Autódromo Hermanos Rodríguez repletas de aficionados, sin importar que fueran sesiones de entrenamientos, clasificación o carrera. Ayudó, por supuesto, la presencia de Sergio Pérez como piloto e ídolo local, pero no es la única causa. Después de tantos años, la afición mexicana tenía ganas de Fórmula 1 y lo demostraron de la mejor manera posible. En total seis pilotos mexicanos han llegado a la Fórmula 1, siendo Pedro y Ricardo Rodríguez los más conocidos. La próxima temporada, además de Checo Pérez, también estará Esteban Gutiérrez como representante.
Y este es el camino que debe seguir la Fórmula 1, apostar por países donde exista tradición por este deporte. Francia, el sexto país con más participaciones en el mundial (sólo por detrás de Gran Bretaña, Italia, Mónaco, Alemania y Bélgica), no tiene GP desde el año 2008, cuando se disputó la última carrera en el circuito de Magny-Cours. Otros ejemplos podrían ser los de San Marino, Argentina u Holanda.
Los recientes experimentos con India, Turquía y Corea del Sur no salieron bien en lo relacionado con el ambiente. Tribunas vacías, intereses económicos por tener presencia allí… Y el año que viene llega el GP de Europa en Azerbaiyán, en un circuito de Bakú que sobre el papel no convence a los aficionados. Rusia tampoco termina de convencer a la afición, pero la presencia de Kvyat parece animar el ambiente en las gradas.
Desde luego, no seré yo el que le diga a Bernie Ecclestone, que de esto sabe un rato, dónde debe llevar su espectáculo, pero seguro que muchos pilotos estarían encantados de correr en países donde compañeros de otras épocas lidiaron grandes batallas.